EXCLUSIVO
El problema: Un complejo programa de usos que exigía espacios para vástagos en plena adolescencia, espacio para un guitarra, una invaluable colección antológica (y autografiada) del mismísimo Neftalí Ricardo Reyes Basoalto y un flamboyán.
La solución y el diseño: El diseño y construcción de la Residencia en Cupey Bajo sin dibujar un sólo documento oficial de construcción.
Los resultados: Un Premio de Honor por Obra Edificada, un tonel de otras intangibles satisfacciones y una parada-refugio para las aves que migran de la Sierra de Cayey hasta el Yunque.
El laudo del Jurado: "Por su entendimiento del lugar; fue creada con un sentido común; expresa una coherente relación entre la forma de la residencia y el programa; no existen límites entre el interior y el exterior; la casa se funde con el lugar; los recursos utilizados en su construcción son simples y al mismo tiempo sofisticados, lo que produce una sensación de vivir en el sitio y a su vez protegido. El Jurado valora enormemente la atemporalidad de la Arquitectura Propuesta." (El jurado estuvo compuesto por los Arquitectos Rony Lobo, Fernando Martín Menis y Luis Trelles)
El Arquitecto: Elio Martínez Joffre
La gran pregunta: ¿Habrá quedado satisfecho el cliente?
Vea más fotos y la planta post-construcción a mano alzada del proyecto.
jueves, abril 20, 2006
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