
Antes de que llegue el lunes
Mayra Montero (La Revista, El Nuevo Día)
Hubo un tiempo en que éramos felices y alguien, algún alcalde, nos mandó unos contenedores rojos para depositar periódicos, plásticos y botellas. Era de lo más civilizado asomarse a la calle el día que pasaba el camión por el barrio (miércoles, creo), y ver los depósitos rebosantes colocados ordenadamente por cada vecino, y saber que a pesar del consumo desenfrenado, todo aquello podría reutilizarse (...)
(Continúa AQUí.)